31 mar 2011

Objetivo general de la exposición:

Revisar la trascendencia poco estudiada de las portadas que Ernesto García Cabral realizó para el semanario Revista de Revistas del diario Excélsior.

PLANTEAMIENTO

En el desarrollo de mi profesión como diseñadora gráfica, me he percatado de la gran trascendencia que pueden tener las imágenes que creamos y presentamos en anuncios, carteles, portadas de libros y revistas, etc. y que funcionan como vehículo de comunicación entre el público y su entorno. No sólo en el ámbito meramente mercadológico, sino en cuanto a la entidad que tienen éstas en la sociedad de un momento histórico determinado.

En este estudio pretendo analizar la obra de Ernesto García Cabral de forma novedosa ofreciendo una interpretación de las portadas en donde aparecen las “nuevas” mujeres, las mujeres modernas y su factible relación con los cambios que mexicanas modernas que comenzaron a experimentar los cambios sociales y económicos de principios de siglo XX. Juan José Arreola en el libro “Las décadas del Chango”, señala la importancia de la representación de las mujeres en la obra del artista. Expone la manera en que García Cabral hace desfilar en su obra los distintos tipos de mujeres del México posrevolucionario desde la soldadera hasta la aristócrata, pasando por mujeres de clase media y esposas de obreros y burócratas. Menciona a su vez, la posible influencia que pudo tener de artistas franceses, el cine norteamericano, la farándula europea y de movimientos estilísticos como el art nouveau, modern style o jugendstil y el art-déco.[1]

Para volver a dar vida a las portadas de García Cabral y las mujeres que aparecen en ellas, pretendo realizar una exposición en donde se establezcan de manera más evidente los vínculos que se establecieron entre las mujeres modernas de la época y las portadas de “El Chango”. He elegido la galería Luis Cardoza del Centro Cultural Bella Época como sede por su relación cercana con las publicaciones, las portadas y el diseño como tal. Además que me interesa dialogar con la diversidad de público que asiste no solo a la librería, sino al espacio en su conjunto. Por otro lado, es importante mencionar el hecho de que este “nuevo espacio” alguna vez fue una sala de cine, otro de los medios importantes de principios de siglo XX a través del cual se introdujo la modernidad como tal.

El Centro Cultural Bella Época se encuentra ubicado en la colonia Hipódromo Condesa, en un inmueble que anteriormente ocupaba el Cine Lido, diseñado por Charles Lee en 1942. El Cine Lido, de estilo colonial californiano era visitado principalmente por las clases acomodadas, fue diseñado retomando elementos hispanizantes con influencia mudéjar, siendo una torre de más de 20 metros de altura el elemento compositivo predominante que enmarcaba la entrada al cine enmarcada por una gran marquesina.

Tras décadas de esplendor y de ser un punto de referencia para los vecinos de la zona el Cine Lido, posteriormente conocido como Bella Época entró en decadencia, debido al establecimiento de nuevos cines por parte de grandes cadenas comerciales que hicieron que las butacas de este cine se quedaran vacías.

Tras un breve periodo de abandono, el Gobierno del Distrito Federal adquirió el inmueble para posteriormente venderlo al Fondo de Cultura Ecónomica. A petición de varios vecinos de la zona que promovieron la protección del edificio y su reutilización como espacio cultural, el Fondo de Cultura Económica encomendó al arquitecto Teodoro González de León —vecino de la zona—, el proyecto de remodelación del Centro Cultural Bella Época.

El planteamiento arquitectónico de González de León consistió en conservar los elementos más característicos de la fachada y el minarete y adecuando algunos de los espacios originales a los nuevos requerimientos del lugar integrado a su vez por tres ambientes: la Librería Rosario Castellanos (una de las más grandes de Latinoamérica), un espacio para exposiciones temporales y el Nuevo Cine Lido, un centro de proyecciones destinado a la difusión de cine de autor.

Tras su inauguración en abril de 2006, el Centro Cultural Bella Época se ha posicionado como uno de los espacios más visitados de la Colonia Condesa, gracias a la diversidad de las actividades que se pueden realizar en su espacio. Resulta especialmente interesante el gran plafón luminoso diseñado en cristal por el artista holandés Jan Hendrix, que mediante el empleo de abstractas en blanco y negro.



[1] Juan José Arreola et al., Las décadas del Chango García Cabral. Editorial Domés. México, 1979, p. 12